La descompisción del capital, reflexión
Pocas no han sido las veces en que algunos osados, en cuyas mentes no se atina a concebir nada al largo plazo, se aventuraron a decir que el capitalismo llegó para quedarse. Se suele pensar, desde siendo el hombre más liberal hasta el más férreo opositor del sistema, que se ha llegado a un punto de estancamiento en el que todo ha sido, es, y será, el capital (entiéndase como el capital financiero que salta en los mercados y del que respira el capitalismo). Sus defensores aseguran – y más de un economista o estudiante confirmará haberlo escuchado, o él mismo se ha atrevido a decirlo – que el modelo liberal, perfeccionado desde el siglo pasado y envisionado desde antes por mercantilistas y burgueses revolucionarios, llegó para quedarse y ser eterno, pues es el modelo más funcional y estable posible. Esta aseveración es delicada por donde se le toque, y no denota más que un miedo, quizás muy interiorizado por parte suya, de perder lo poco que se cree que se tiene. Expone, además, una capa...